Para defenderse de los ataques de moriscos y piratas se construye (1571-73) una fortaleza en el “islote de afuera”, con exterior de piedra e interior de madera.
No fue suficiente para detener al pirata Morato Arráez en 1585, que lo quema.
Por ello Felipe II encarga al ingeniero italiano Leonardo Torriani, que proyecte un nuevo castillo y un pasillo empedrado protegido por cañoneras, unido con Arrecife por un puente levadizo. A lo largo de los años sufre deterioros y transformaciones.
En 1972, después de haberlo adquirido al ejército en años anteriores, se restaura para convertirlo en museo arqueológico y etnográfico.

En él se puede admirar restos del yacimiento de Zonzamas, Los Ajaches, San Marcial del Rubicón, Necrópolis de Guanapay, Novios del Mojón, Majos de Lanzarote, Cerámica de Malpaís, ánforas romanas, restos de la cueva de Los Verdes...

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